Navidad en Londres (Nochevieja)
Suena el despertador a las 5:30, nos levantamos dando un salto y nos ponemos a recoger todo. Nos aseamos un poco y salimos disparados hacia el parking donde tenemos el coche. Es de noche aún y por la calle sólo hay cuatro “gambiteros” que salen de los locales borrachísimos y nosotros maleta en mano.
Sacamos el coche del parking y salimos directos a Gran Vía. Esto parecía la escena de “Abre los ojos”, pero no tardaron en aparecer algunos coches madrugadores como nosotros (o trasnochadores, no lo se) y algún taxi que terminaba de hacer su ronda nocturna. De todas formas es un gustazo recorrer Madrid en coche a las 6:30 de la mañana.
Pocos minutos después llegamos a Barajas (pueblo) y dejamos el coche cerca de la parada de metro, sacamos las maletas y nos montamos en el metro a toda prisa para bajarnos en la Terminal 2, desde allí fuimos disparados hasta la Terminal 1, de donde salía el avión. Pasamos los controles de seguridad sin problemas y cuando llegamos a la puerta de embarque ya había una cola tremenda de gente esperando. No tardamos mucho en embarcar, aunque llegamos los últimos, fuimos de los primeros en entrar en el avión. Esas son las ventajas de la facturación online jejeje.
Casi subiéndonos al avión nos damos cuenta que aún no hemos desayunado con tanta prisa y tantos nervios. Poco después del despegue empiezan a servir desayunos en el avión, así que nos resignamos a pagar el precio que les dé la gana a EasyJet y pedimos un café con galletitas de chocolate para mí, y capuchino y kitkat para Edu.
Vemos amanecer por encima de las nubes y cuando menos lo esperamos estamos aterrizando en el aeropuerto de Gatwick. Para ir a Londres desde aquí teníamos varias opciones y decidimos coger un bus porque era más barato y además incluía una Oyster Card con una recarga de £10 ó £12, creo recordar. Edu se queda durmiendo en el autobús mientras que yo no paro de mirar por la ventanilla los barrios por los que vamos pasando. Cuando estamos a punto de cruzar el Támesis despierto a Edu para que pueda ver el parlamento mientras cruzamos el río y para avisarle que estamos a punto de bajarnos.
Llegamos a la estación de Victoria y vamos andando hasta el albergue. Dejamos las maletas en la habitación para equipaje y nos vamos a patear Londres lo que nos queda de mañana. Atravesamos de nuevo el Támesis por Horseferry Rd. y recorremos la orilla admirando el parlamento al otro lado del río. Conforme vamos andando nos cruzamos con un par de policías, con gente haciendo footing, unos chavales charlando en un banco… Y me llega por primera vez esa sensación: ¡Me encantaría vivir aquí!
Llegamos a Westminster Bridge y empezamos a encontrar turistas, turistas y más turistas. Una pareja nos pide que le hagamos una foto delante del parlamento, y una vez hecha le pedimos nosotros lo mismo (la única foto del viaje que salimos los dos energúmenos xD). Seguimos andando hacia el Parlamento y hacia la Abadía de Westminster. Vemos al otro lado río el London Eye, donde acabaremos esta noche.
Vemos que ya es hora de comer, y nos compramos un poco de pan con el que acompañar el poco embutido que traíamos de España. Pero al final nos encontramos en Victoria St. con un Pizza Hut y acabamos comiendo los dos por £16 tanta comida como pudimos engullir.
Volvemos al albergue a registrarnos, ya que no nos dejaban hacerlo hasta las 14:00. Nos damos una ducha y Edu decide echarse una hora para coger fuerzas para esta noche. Yo después de la ducha me voy a seguir pateando Londres. Como decía aquel… “ya tendré tiempo de descansar cuando esté muerto”
Me pongo el mp3, y voy andando tranquilamente por Londres. Paso por Vincent Square hacia el norte. Paso de nuevo por delante del Parlamento y de la Abadía de Westminster. Sigo más hacia el norte hasta que llego a Trafalgar Square. Para cuando llego allí ya es de noche, hago alguna que otra foto a la plaza que está preparada con un gran árbol de navidad pantallas gigantes para el año nuevo. Me meto en la National Gallery donde veo “ La Venus del Espejo” y un boceto de “ La Virgen de las Rocas”, entre otros cuadros. Mientras busco “El Matrimonio Arnolfini” Edu me llama al móvil. Ya se ha despertado de la siesta y quedamos en la parada de metro del Parlamento. Teniendo en cuenta el tiempo que va a tardar en llegar desde el albergue, decido pasarme por Picadilly Circus a dar una vuelta, que aún tengo tiempo.
Para cuando vuelvo a la parada de metro donde quedé con Edu la policía ya está cortando el tráfico de los alrededores del London Eye y del Parlamento preparando la zona también para el año nuevo.
Me apoyo en una valla y me pongo a observar a la gente que pasa arriba y abajo. De pronto noto que alguien a mi espalda me toca el bolsillo del pantalón donde tengo la guía de Londres. Sin darme la vuelta, intento agarrar la muñeca del ladrón con toda la mala ostia del mundo y dispuesto a soltar una hostia, y cuando me doy la vuelta me encuentro a Edu partido de la risa de ver el susto que me había dado.
Ya los dos juntos, nos damos una vuelta en busca de unas latas de cerveza y algo de whisky para calentar la noche. Una vez comprado “el alpiste” nos vamos de nuevo a la orilla del Támesis y nos ponemos en primera fila, ya que aún hay poca gente. Tenemos la “suerte” de coincidir con unas chavalas que no paraban de dar el coñazo y cantar en lo que ellas creían que era japonés. Digo que ellas lo creían, no porque yo sea un entendido, sino porque al lado había unos japoneses que no paraban de reírse de escucharlas cantar. Total, que decidimos cambiar de sitio, pero antes Edu se pone al lado de las chavalas me pide que le grabe un video:
Sacamos el coche del parking y salimos directos a Gran Vía. Esto parecía la escena de “Abre los ojos”, pero no tardaron en aparecer algunos coches madrugadores como nosotros (o trasnochadores, no lo se) y algún taxi que terminaba de hacer su ronda nocturna. De todas formas es un gustazo recorrer Madrid en coche a las 6:30 de la mañana.
Pocos minutos después llegamos a Barajas (pueblo) y dejamos el coche cerca de la parada de metro, sacamos las maletas y nos montamos en el metro a toda prisa para bajarnos en la Terminal 2, desde allí fuimos disparados hasta la Terminal 1, de donde salía el avión. Pasamos los controles de seguridad sin problemas y cuando llegamos a la puerta de embarque ya había una cola tremenda de gente esperando. No tardamos mucho en embarcar, aunque llegamos los últimos, fuimos de los primeros en entrar en el avión. Esas son las ventajas de la facturación online jejeje.
Casi subiéndonos al avión nos damos cuenta que aún no hemos desayunado con tanta prisa y tantos nervios. Poco después del despegue empiezan a servir desayunos en el avión, así que nos resignamos a pagar el precio que les dé la gana a EasyJet y pedimos un café con galletitas de chocolate para mí, y capuchino y kitkat para Edu.
Vemos amanecer por encima de las nubes y cuando menos lo esperamos estamos aterrizando en el aeropuerto de Gatwick. Para ir a Londres desde aquí teníamos varias opciones y decidimos coger un bus porque era más barato y además incluía una Oyster Card con una recarga de £10 ó £12, creo recordar. Edu se queda durmiendo en el autobús mientras que yo no paro de mirar por la ventanilla los barrios por los que vamos pasando. Cuando estamos a punto de cruzar el Támesis despierto a Edu para que pueda ver el parlamento mientras cruzamos el río y para avisarle que estamos a punto de bajarnos.
Llegamos a la estación de Victoria y vamos andando hasta el albergue. Dejamos las maletas en la habitación para equipaje y nos vamos a patear Londres lo que nos queda de mañana. Atravesamos de nuevo el Támesis por Horseferry Rd. y recorremos la orilla admirando el parlamento al otro lado del río. Conforme vamos andando nos cruzamos con un par de policías, con gente haciendo footing, unos chavales charlando en un banco… Y me llega por primera vez esa sensación: ¡Me encantaría vivir aquí!
Llegamos a Westminster Bridge y empezamos a encontrar turistas, turistas y más turistas. Una pareja nos pide que le hagamos una foto delante del parlamento, y una vez hecha le pedimos nosotros lo mismo (la única foto del viaje que salimos los dos energúmenos xD). Seguimos andando hacia el Parlamento y hacia la Abadía de Westminster. Vemos al otro lado río el London Eye, donde acabaremos esta noche.
Vemos que ya es hora de comer, y nos compramos un poco de pan con el que acompañar el poco embutido que traíamos de España. Pero al final nos encontramos en Victoria St. con un Pizza Hut y acabamos comiendo los dos por £16 tanta comida como pudimos engullir.
Volvemos al albergue a registrarnos, ya que no nos dejaban hacerlo hasta las 14:00. Nos damos una ducha y Edu decide echarse una hora para coger fuerzas para esta noche. Yo después de la ducha me voy a seguir pateando Londres. Como decía aquel… “ya tendré tiempo de descansar cuando esté muerto”
Me pongo el mp3, y voy andando tranquilamente por Londres. Paso por Vincent Square hacia el norte. Paso de nuevo por delante del Parlamento y de la Abadía de Westminster. Sigo más hacia el norte hasta que llego a Trafalgar Square. Para cuando llego allí ya es de noche, hago alguna que otra foto a la plaza que está preparada con un gran árbol de navidad pantallas gigantes para el año nuevo. Me meto en la National Gallery donde veo “ La Venus del Espejo” y un boceto de “ La Virgen de las Rocas”, entre otros cuadros. Mientras busco “El Matrimonio Arnolfini” Edu me llama al móvil. Ya se ha despertado de la siesta y quedamos en la parada de metro del Parlamento. Teniendo en cuenta el tiempo que va a tardar en llegar desde el albergue, decido pasarme por Picadilly Circus a dar una vuelta, que aún tengo tiempo.
Para cuando vuelvo a la parada de metro donde quedé con Edu la policía ya está cortando el tráfico de los alrededores del London Eye y del Parlamento preparando la zona también para el año nuevo.
Me apoyo en una valla y me pongo a observar a la gente que pasa arriba y abajo. De pronto noto que alguien a mi espalda me toca el bolsillo del pantalón donde tengo la guía de Londres. Sin darme la vuelta, intento agarrar la muñeca del ladrón con toda la mala ostia del mundo y dispuesto a soltar una hostia, y cuando me doy la vuelta me encuentro a Edu partido de la risa de ver el susto que me había dado.
Ya los dos juntos, nos damos una vuelta en busca de unas latas de cerveza y algo de whisky para calentar la noche. Una vez comprado “el alpiste” nos vamos de nuevo a la orilla del Támesis y nos ponemos en primera fila, ya que aún hay poca gente. Tenemos la “suerte” de coincidir con unas chavalas que no paraban de dar el coñazo y cantar en lo que ellas creían que era japonés. Digo que ellas lo creían, no porque yo sea un entendido, sino porque al lado había unos japoneses que no paraban de reírse de escucharlas cantar. Total, que decidimos cambiar de sitio, pero antes Edu se pone al lado de las chavalas me pide que le grabe un video:
Cambiamos de sitio y nos ponemos al lado de unos japoneses (o chinos, ni idea, la verdad) que si no hicieron durante el tiempo que estuvimos allí 200 fotos… no hicieron ninguna. Al lado de los japoneses un árabe con una bufanda puesta a modo de pañuelo en la cabeza, y que no paraba de intentar venderle a todo el mundo un teléfono móvil mas viejo que el sol. Y detrás nuestra se instaló un francés que empezó a darnos conversación hasta el punto que se convirtió en un coñazo tremendo.
Al rato nos fuimos a descargar toda la cerveza bebida y cuando salimos del tumulto nos dimos cuenta que estábamos más a gusto un poco más atrás, lejos de la gente coñazo y de los empujones continuos. La BBC instaló altavoces por toda orilla del Támesis y puso música durante toda la noche. En un edificio al lado del London Eye proyectaron cosillas como mensajes de felicitación del alcalde de Londres, de Rod Stewart, de Michael Kane y muchos más.
Había muy buen ambiente. Se hicieron varios corros en los que la gente iba bailando o haciendo los clásicos círculos de gente que se iba pasando como corriente eléctrica. La gente era supersimpática, vaya.
Cuando llegaron las 12 de la noche, proyectaron una cuenta atrás en el edificio al lado del London Eye y empezaron a lanzar fuegos artificiales desde la noria acompasados con las campanadas del Big Ben. Y después de las campanadas ya era el acabose. Parecía que los fuegos no se iban a acabar nunca, cada nueva tanda de fuegos artificiales era más espectacular que la anterior, hasta el “taponazo final”.
En definitiva, un día largísimo pero muy productivo que empezó a las 5:30 de la mañana en un Madrid casi vacío y ha acabado cerca de las 1 de la mañana en Londres (las 2 de la mañana en España). Así que nos fuimos a por nuestro merecido descanso, que mañana hay que seguir con más de lo mismo.
Capítulo anterior: Navidad en Londres (Prólogo)
Capítulo siguiente: Navidad en Londres (Día de Año Nuevo)
Al rato nos fuimos a descargar toda la cerveza bebida y cuando salimos del tumulto nos dimos cuenta que estábamos más a gusto un poco más atrás, lejos de la gente coñazo y de los empujones continuos. La BBC instaló altavoces por toda orilla del Támesis y puso música durante toda la noche. En un edificio al lado del London Eye proyectaron cosillas como mensajes de felicitación del alcalde de Londres, de Rod Stewart, de Michael Kane y muchos más.
Había muy buen ambiente. Se hicieron varios corros en los que la gente iba bailando o haciendo los clásicos círculos de gente que se iba pasando como corriente eléctrica. La gente era supersimpática, vaya.
Cuando llegaron las 12 de la noche, proyectaron una cuenta atrás en el edificio al lado del London Eye y empezaron a lanzar fuegos artificiales desde la noria acompasados con las campanadas del Big Ben. Y después de las campanadas ya era el acabose. Parecía que los fuegos no se iban a acabar nunca, cada nueva tanda de fuegos artificiales era más espectacular que la anterior, hasta el “taponazo final”.
En definitiva, un día largísimo pero muy productivo que empezó a las 5:30 de la mañana en un Madrid casi vacío y ha acabado cerca de las 1 de la mañana en Londres (las 2 de la mañana en España). Así que nos fuimos a por nuestro merecido descanso, que mañana hay que seguir con más de lo mismo.
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